La democracia debe dar respuestas efectivas para la realización integral de las personas.
La democracia debe ser también empleo con trabajo y salario digno, calidad de educación, salud, alimentación, vivienda y seguridad sin restricciones a la libertad.
He ahí el desafío de América Latina en el Siglo XXI
¿Cómo lograr un mundo más igualitario?
Más inclusivo para todos los países.
Más equitativo entre ricos y pobres.
¿Es posible revertir los efectos de un globalización desequilibrada y agobiante?
¡ Si es posible !
Hay una globalización ética cuyos sustentos básicos son el Pacto de Derechos Civiles y Políticos y la Declaración de las Naciones Unidas de 1986 sobre el derecho humano al desarrollo.